Ministro de Hacienda
A los escépticos de siempre que dudan que en Chile sea posible construir consensos para impulsar políticas públicas de excelencia, los invito a que revisen el acuerdo sobre la reforma previsional suscrito esta semana entre el Gobierno y parlamentarios de la Concertación y de la Alianza.
Esos mismos escépticos vaticinaban que un proyecto técnicamente complejo y políticamente delicado como éste podría estancarse en su trámite parlamentario, que el debate arriesgaba polarizarse o que las demandas populistas sabotearían su viabilidad financiera.
Nada de eso ocurrió. Al contrario, se logró un consenso sobre 22 puntos capitales de la reforma, suscrito por todos los integrantes de las comisiones de Trabajo y Hacienda del Senado.
El acuerdo logrado corona un proceso ejemplar, iniciado por los 15 expertos integrantes de la Comisión Marcel que trabajaron ad honorem durante meses para concordar una propuesta técnica seria y exigente. Sobre esa base, el Gobierno planteó una reforma integral al sistema de pensiones, que transforma profundamente lo que hoy tenemos. Esto se logra creando un pilar solidario que complementa el sistema de capitalización individual, mejorando los incentivos al ahorro individual y elevando los estándares de competencia y transparencia en la industria de las AFP. Esta propuesta legislativa fue perfeccionada en la Cámara de Diputados, instancia donde también cristalizaron consensos que hicieron posible su avance.
El acuerdo alcanzado en el Senado, además de garantizar que el proyecto de ley se despachará en el mes de enero, da un impulso decisivo a la reforma. Se fortalece el pilar solidario, mejorando y adelantando el aporte previsional del Estado a quienes se han esforzado en ahorrar para su pensión. Así se incorporan a estos beneficios más chilenos de clase media. Cerca de 400 mil personas podrán tener acceso antes al sistema de pensiones solidarias.
También se premia el esfuerzo de las mujeres aumentando en un 50% el bono que ellas reciben por cada hijo. Para los jóvenes, el proyecto adelanta la entrada en vigencia del subsidio que estimula su contratación formal en empresas. Y se aumentan los incentivos a la formalización de los trabajadores independientes, incorporándolos a la protección de la Ley de Accidentes del Trabajo y al Sistema Único de Prestaciones Familiares.
En la historia no tan distante de Chile, algunas décadas atrás, las presiones cortoplacistas distorsionaron las políticas previsionales y casi hicieron quebrar el sistema. Hoy, con una mirada de futuro, el acuerdo construye una institucionalidad que velará por la sostenibilidad de largo plazo del sistema y la entrega rigurosa de los beneficios del pilar solidario.
El acuerdo también aborda los serios problemas de competencia que presenta la industria de AFP. Se reducen las barreras de entrada a nuevos actores, facilitando la subcontratación de funciones y permitiendo la licitación de los nuevos afiliados a la AFP que ofrezca la menor comisión. Además se crean los directores autónomos, sin dependencia económica de la AFP, para cautelar eventuales conflictos de interés entre los controladores de la administradora y sus afiliados.
El paso que hemos dado muestra que es posible sus traerse a las polémicas de trinchera y construir soluciones con la seriedad que se requiere. El acuerdo que nuestras fuerzas políticas han sido capaces de forjar seguirá resonando en décadas futuras. Las esperanzas de millones de chilenos y chilenas no serán defraudadas.
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