miércoles, 31 de octubre de 2007

La audaz operación de Belisario

Sábado 27 de octubre de 2007.

Pese al éxito inicial, el ministro enfrentó situaciones que le impiden garantizar que se llegará a un acuerdo.



BLANCA ARTHUR

Con ese instinto político que ni sus detractores le desconocen, el ministro del Interior, Belisario Velasco, realizó una de las más audaces operaciones políticas desde que está instalado en su cargo en La Moneda.

En momentos en que el panorama se le presentaba poco auspicioso, al punto que se daba por segura su caída, consiguió aparecer liderando un acuerdo que hasta ahora parecía imposible, como fue el que selló con la Alianza para enfrentar el tema de la seguridad pública.

Como resultado inmediato de su maniobra, Belisario Velasco pudo exhibir el reconocimiento público de la propia Presidenta Michelle Bachelet al inicio de este diálogo, que aplaudió como resultado de su convocatoria a un pacto social con la oposición.

Pero más allá de haberle permitido al Gobierno un respiro en el tema que más le complica, el jefe de gabinete sabe que la operación tiene sus complicaciones que le impiden garantizar que termine tan triunfante como comenzó.

Primer triunfo

En un gesto de audacia, el titular de Interior no dudó en aceptar la disposición mostrada por Joaquín Lavín, a quien citó a La Moneda el lunes. Con ello, lo primero que buscó fue retomar las riendas en el tema de seguridad, luego que el ministro de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo, manifestara en la víspera que el Gobierno estaba disponible para iniciar un diálogo con el presidenciable de RN, Sebastián Piñera, tras la propuesta que éste había hecho sobre la materia.

Pero Velasco, en dupla con el subsecretario Felipe Harboe -quien se había contactado con Lavín por intermedio de su ex generalísima, Cristina Bitar-, decidió apostar a un acuerdo con el ex candidato UDI. De esa manera, por una parte le quitaba el piso a Viera-Gallo, pero además no descartaba la posibilidad de meter una cuña en la Alianza, en la medida en que Lavín consiguiera arrastrar a su partido, como éste intentó.

Decidido a no transar, el ministro del Interior notificó al comité político esa mañana de que más tarde acudirían a su despacho Lavín junto a representantes de la UDI, ante lo cual el resto de los ministros y los representantes de los partidos de la Concertación le plantearon que no debía marginar a lo menos a RN.

Pero manteniendo su ofensiva, Velasco no llamó a nadie más y recibió al ex presidenciable UDI, anotándose su primer triunfo. Porque aun cuando éste llegó solo, el compromiso público que asumió de jugarse para un acuerdo, hacía irreversible el inicio del diálogo con la oposición.

No a la cuña

Pese a que, además de ello, el ministro se impuso en la pugna soterrada con Viera-Gallo, que se inclinaba por un acuerdo global que incluyera a Piñera y a RN, no pudo meter la cuña en la Alianza, al menos con la fuerza que esperaba.

La expectativa de la dupla Velasco-Harboe era conseguir el respaldo de la UDI vía Lavín, especialmente para aprobar la creación de la subsecretaría de seguridad pública por la que ambos están jugados -en reemplazo de la idea inicial de un ministerio-, iniciativa que corría el riesgo de ser rechazada en los próximos días.

En su apuesta, el ministro Velasco partió del supuesto que la UDI no le quitaría el piso a Lavín, con lo que acertó, pero lo que escapó a sus cálculos fue que paralelamente la directiva presidida por el senador Hernán Larraín no estaría dispuesta a sacrificar la unidad que ha construido con RN, ni tampoco a entregarse a un acuerdo sin obtener nada a cambio.

Fue en ese contexto que el presidente de la UDI concordó con su par de RN, Carlos Larraín, tomar la ofensiva que les permitiera radicar en los partidos las tratativas sobre el tema, lo que consiguieron tras la reunión del martes en la tarde solicitada por ambos.

Tras dicho encuentro quedó establecido que el éxito que el ministro había conseguido con el inicio del diálogo, a lo menos corría el riesgo de no terminar en un acuerdo como el que se planteó al iniciar su operación.

Líos por comisión

Contrariamente a lo que podría suponerse, el principal resultado de esa cita, como fue el acuerdo de crear una comisión con representantes del Ministerio del Interior más los senadores aliancistas Alberto Espina y Andrés Chadwick, lejos de colaborar con los intereses de Velasco, conspiró en su contra.

De hecho, tanto el ministro como Harboe fueron contrarios a la fórmula, primero porque al entregar las decisiones a los partidos, la mediación de Lavín podía ser menos eficiente, pero además, porque ambos querían marginar de las negociaciones al senador de RN, dadas las discrepancias que ha tenido con él en el tema de la agenda de seguridad, en particular respecto a la aprobación de la subsecretaría.

Pero junto a los obstáculos que el Gobierno enfrentará en las tratativas con la oposición, la que no está dispuesta a llegar a acuerdos sin que se les acepten algunas de sus propuestas, el jefe de gabinete y su subsecretario deberán sortear los problemas con la Concertación, desde donde se alegó por haber sido marginados.

Como salida, se planteó la posibilidad de que el Gobierno forme un segundo grupo con representantes de su coalición, o bien se los incorpore al mismo equipo.

Considerando las dificultades que existen para conciliar las posturas en este tema, cualquiera sea la fórmula, en Interior admiten que el acuerdo por el que apostaron se les complicó.

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