sábado, 8 de diciembre de 2007

Fotos inéditas de los escritorios de Augusto Pinochet Ugarte

Domingo 2 de diciembre de 2007

El 10 de diciembre se conmemora el primer aniversario de la muerte del ex Jefe de Estado:

Juan Antonio Muñoz H.

Entrar en los escritorios del ex Presidente de la República es penetrar la intimidad de uno de los más delicados y críticos momentos de la vida de Chile. Lugares privados donde los objetos parecen replicar a la historia.

El entorno siempre es referencia.

Si se traspone la puerta de entrada de la Fundación Pinochet en calle O'Brien, a pasos de Vitacura y del centro comercial Lo Castillo, recibe un sencillo jardín con rosas, justo frente a la ventana blindada del escritorio. A la derecha, en cambio, no hay blindaje, y los juegos de los niños del vecino jardín infantil Girasol comentan un país que tiene más que ver con "La alegría ya viene".

El lugar es un bungallow amplio, en convenio de arriendo por 30 años. Velan con celo por cada rincón, Hernán Guiloff, presidente de la Fundación, y el general (r) Luis Cortés Villa. Con ellos, Patricio Segovia, encargado de asuntos administrativos; Valentina Ojeda, secretaria, y Manuel Donoso, cuidador. Es el staff que intenta preservar una memoria que muchos quisieran ver abatida.

Las voces de los niños son el telón de fondo de un viaje que tiene elementos espectrales desde la entrada. Porque una muralla que es a la vez memorial recibe imponente. Son 327 placas con un nombre. Sobre ellas, la frase "Honor y gratitud eterna hacia esa generación de chilenos que entregaron la vida por su patria". Está dedicada a quienes murieron por la causa de Pinochet entre el 11 de septiembre de 1973 y el 11 de marzo de 1990. Hay 114 militares y 113 carabineros. Los demás son civiles y miembros de otras ramas de las fuerzas armadas.

El escritorio mismo es severo, luce impecable. Se han preocupado de no cambiar las cosas de lugar. Todo quedó intacto desde el último día que allí estuvo Augusto Pinochet. Con todo lo que hay, se espera formar un museo. El material fotográfico disponible es valioso y también los retratos en óleo y en carboncillo hechos por la artista plástica Rosemarie Schmid.

El refugio y el desorden

El carácter del escritorio en Los Boldos es muy diferente. El clima de Rocas de Santo Domingo, con su viento casi permanente, agota los eucaliptus. Hay resguardo en la entrada y plena floración en el parque.

Pocos minutos antes de morir el domingo 10 de diciembre de 2006, Augusto Pinochet le preguntó a su doctor de cabecera si sería posible pasar la Navidad allí. El médico consintió, pero poco más tarde, Pinochet había fallecido.

El lugar era su refugio y, seguramente consciente de que el tiempo se le acortaba, el general (r) quería volver. La alegría y familiaridad de ese entorno se refleja en su rostro sereno en las fotos que aquí presentamos, captadas en agosto de 2002. También un desorden que seguramente él entendía. Son miles de libros y papeles, cientos de recuerdos, cajas arrumbadas, remedios y muchos relojes.

Se empolvaban los años de gobierno y el tiempo marchaba despreocupado.

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