domingo, 16 de diciembre de 2007

Las historias que han marcado los 20 años del PPD

El partido de Lagos ha tocado el cielo y el infierno.

Su objetivo inicial era el triunfo del No el año 88. Ya cuentan con un ex Presidente, son la mayor bancada oficialista y su agenda es parte de los temas-país. Pero también acumula pasivos. Y no son pocos.



MARIELA HERRERA MUZIO

NACIMIENTO

POR CASUALIDAD:

El rechazo de

los partidos a integrar el PPD

Un instrumento para controlar un posible fraude en el plebiscito de 1988. Así fue como nació el Partido Por la Democracia en 1987. Se necesitaban apoderados para estar presentes en las mesas de votación, y los partidos tradicionales anti Pinochet, o no reconocían el mecanismo electoral, o estaban en pleno proceso de volver a la legalidad.

Entonces, un grupo de socialistas renovados -entre los que se encontraban el ex Presidente Ricardo Lagos y figuras como Jorge Arrate, Erich Schnake y Jorge Molina- idearon formar una nueva fuerza que abarcara a todos quienes estaban en contra del régimen. Basados en el modelo que en Brasil, una década antes, había tomado la oposición a la dictadura con el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), llamaron a formar el Partido Único para la Democracia.

Hablaron con Gabriel Valdés en la DC, a quien no le pareció una mala idea y lo consultó dentro de su partido, pero la respuesta fue negativa. Se lo presentaron al socialista Clodomiro Almeyda, quien compartió la visión y sondeó dentro de su corriente. Hasta ahí llegó. Invitaron al Partido Radical. "Sólo si Enrique Silva Cimma preside este nuevo referente", fue la respuesta. Entonces el "no" vino desde el novel PPD.

Con un nacimiento que no pintaba nada de bien, la antesala de la Concertación fue desapareciendo, pero, al mismo tiempo, un nuevo partido se formaba. Comenzaron a sumárseles militantes renovados del socialismo, como José Antonio Viera-Gallo y Ricardo Núñez; integrantes del Mapu como Víctor Barrueto, y de la Izquierda Cristiana como Sergio Bitar. Adherían también comunistas que no comulgaban con la vía armada, como María Maluenda, y del radicalismo llegó, entre otros, Jorge Schaulsohn, entusiasmado por Víctor Manuel Rebolledo.

Se sumaba, también, gente sin filiación política que se sentía atraída por el partido nuevo -sin la carga histórica de los tradicionales- y que estaba de acuerdo con la opción "No". Incluso, llegaron a la naciente colectividad liberales como Armando Jaramillo, que tenían una impronta más de derecha, pero que al PPD le servía para mostrar su "amplitud de criterio".

Con el lema "PPD, la fuerza del NO", un jovencísimo Guido Girardi junto a sus pares Esteban Valenzuela y Mauricio Salinas se paraban en los bancos del paseo Ahumada para llamar a la gente a inscribirse. Tras el 5 de octubre del 88, el PPD era "grito y plata", recuerda un dirigente.

La bola de nieve comenzaba a crecer.

MIRANDO AL BICENTENARIO:

El difícil camino para reinventarse

Preocuparse del medio ambiente es políticamente correcto; respetar a la mujer es un tema ya asentado; el divorcio es ley. Hoy, el PPD ve cómo la mayoría de sus banderas de lucha ya son parte del sistema.

A 20 años de su nacimiento, el partido que dirige Sergio Bitar se propone profundizar sus temas emblemáticos: ser EL partido verde de la Concertación; luchar por aumentar la participación a través del fin del sistema binominal y, tal como dice hoy su eslogan -"Ciudadan@s más felices"-, preocuparse de la felicidad. Hoy, cuando -según Bitar- las condiciones mínimas están prácticamente aseguradas, la gente busca calidad, tiempo y respeto. Y hacia allá apuntarán de aquí al próximo consejo de marzo 2008.

En el concepto "felicidad" participó activamente el ex ministro Álvaro García y le han pedido a Eugenio Tironi que les revise documentos que preparan para los próximos encuentros.

LA DC Y EL PS AMENAZADOS:

Los intentos

por matar al PPD

"Desde el 89 al 93 vivimos en un constante peligro", relata un alto dirigente del partido. Lo que nació como un instrumento para el plebiscito había tomado una fuerza que a muchos dirigentes los tentó para seguir como tienda política tras el triunfo en las urnas. Los números los acompañaban y la gente también. "Tomar una bandera del PPD era más fácil que tomar una roja del PS o una con la falange de la DC", analiza un dirigente histórico.

En 1989 el partido, que en ese entonces tenía dos años de vida y con un fuerte contingente de socialistas del ala renovada en sus filas, obtuvo un rotundo éxito en las elecciones: lograron 16 diputados. La alegría no duraría mucho, puesto que 10 de ellos retornarían al PS. El escenario era complejo. El socialista Jorge Arrate impulsaba una fusión del PS con el PPD, pero dirigentes como Ricardo Lagos abogaban por la continuidad en solitario. Cualquier fusión sería la muerte del nuevo y exitoso partido, defendía. "Querían comérselo para luego matarlo", dice un alto personero recordando esos días.

Sin reconocerlo en voz alta, se habla que en aquella época existía un fuerte celo de liderazgo entre Arrate y Lagos. El envidiable posicionamiento alcanzado por el segundo, gatillado por su dedo señalando a Pinochet frente a las cámaras de televisión, complicaba a varios dirigentes.

Mayor presión hubo cuando los socialistas renovados se unieron a los duros de la línea de Almeyda. El PS recobraba parte de su fuerza de antaño. Aun así, la fusión que pregonaban no fue aceptada por el PPD. Según los cálculos de la época, el partido liderado por Lagos era más que el PS fusionado; muchos renovados no querían hacer el "camino de vuelta" y volver al que consideraban una tienda algo añeja; y estaban, además, los que no venían del socialismo. ¿A dónde partirían si se lograba la fusión? De ahí que este grupo creara la "coordinadora por la identidad", motejados al interior del PPD como los "chiitas".

En las municipales de 1992 el PPD supera al PS y viene otra operación para asestarle un golpe a la tienda que hoy preside Sergio Bitar. La Concertación ya estaba en La Moneda y, cuentan en el partido, que desde la secretaría general de Gobierno el entonces ministro Enrique Correa apoyó al militante del PPD José Antonio Viera-Gallo para que levantara una candidatura y, así, obtener la presidencia del partido que estaba arrebatando votos al PS y a la DC. Los fieles al PPD se la jugaron por Sergio Bitar y ganaron, motivando a que Viera-Gallo y Carlos Montes emigraran al PS.

PARTIDO JOVEN, INFIERNO GRANDE:

Peleas hasta con puños

Nelson Ávila congela su militancia. El PPD en contra de Ávila. Ávila en contra del mundo. Es expulsado del PPD. Jorge Schaulsohn es amigo de Guido Girardo. Guido Girardi es "operador" de Schaulsohn. Schaulsohn a muerte en contra de Girardi y viceversa. Schaulsohn es expulsado del PPD. Sergio Bitar es amigo de Fernando Flores. Fernando Flores es amigo de Bitar y padrino de uno de sus hijos. Sergio Bitar ni en pintura puede ver a Flores. Flores se va del PPD y forma Chile Primero junto con Schaulsohn. Lo sigue el parlamentario Esteban Valenzuela. Antes deja el partido el diputado Álvaro Escobar.

Esas son algunas muestras de las frenéticas dos décadas de un partido que ha visto el auge y también el lado oscuro de la política. Algunos ejemplos. Caso Coimas: se le congela la militancia a uno de sus fundadores, Víctor Manuel Rebolledo. Caso Spiniak: Girardi y María Antonieta Saa se ven envueltos en el proceso. Caso Publicam: De nuevo Girardi. Aparecen facturas de una empresa de papel para justificar gastos electorales.

También hay historias que llegaron a los puños. Dentro de la colectividad recuerdan tres casos emblématicos:

En 1997 el actual secretario general del partido, Pepe Auth, se presentaba a diputado por Angol, zona del senador PPD Roberto Muñoz Barra. En una comisión política este último, que se la jugaba por otro candidato, se trenzó en una discusión con Auth que fue subiendo de tono hasta llegar a las manos.

Año 2001: Jorge Insunza quería disputarle Illapel a Adriana Muñoz, pero en defensa de ella salió Antonio Leal. Ambos se echaron en cara de todo, hasta el pasado comunista que los une, y terminaron trenzados a golpes, por lo que parte de la comisión política debió separarlos.

Hace tres años el diputado Jorge Tarud, en una reunión de la mesa, escuchaba con atención la cuenta que hacía el tesorero Marcelo Belmar, a quien -tras la exposición- le insinuó que no le parecía bien. Belmar se ofuscó y, al ver que Tarud se paraba de su asiento, rápidamente le propinó un golpe de puño en el pecho.

EL PARTIDO DE LAGOS:

El mito de la doble militancia

No hay dos lecturas. El ex Mandatario es militante PPD. De hecho, está registrado en el padrón del partido, algo que -por ley- le impide estar en otra tienda política. Pero la figura de la "doble militancia PPD-PS" le acomodaba a él y a las dos colectividades, ya que era el único líder que generaba un apoyo transversal en ambas tiendas. Cuando a comienzos de los 90 se reordenaron las dos fuerzas y cada militante se alineó con su tienda respectiva, a Lagos se le dejó comunicacionalmente el concepto de doble militancia, algo que resulta imposible en el papel.

De hecho, es el PPD el partido que lo inscribiría como candidato presidencial.

La metáfora que se usa en el sector es que para Lagos el PPD es su esposa: está con él en toda ocasión y le es 100% fiel; mientras que el PS es su amante, que tiene que ir conquistando todos los días, con gestos y concesiones.

Es con su presidencia que el PPD se sintió realmente integrado al gobierno. "Aylwin no entendía este nuevo partido y además su entorno no nos quería por ahí; Frei llevó a La Moneda a Víctor Manuel Rebolledo, pero duró poco. También puso a José Joaquín Brunner en el gabinete, pero más por su perfil tecnócrata. En cambio, Lagos terminó su mandato con dos ministros PPD en su comité político, Nicolás Eyzaguirre, en Hacienda, y Francisco Vidal, en Interior", comenta un PPD.

No sólo Lagos es militante; su esposa y su hijo mayor también lo son, al igual que su círculo de amistades: Hernán Sandoval Ernesto Ottone y Marco Colodro.

El ADN de militante PPD se hace presente hoy más que nunca en Lagos cuando el Partido Socialista ya encontró en José Miguel Insulza a su precandidato presidencial. Tanto así, que el timonel del PS, Camilo Escalona, ya se ha encargado de proclamarlo.

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