Domingo 24 de febrero de 2008
El ejemplo de unas primarias Domingo 24 de febrero de 2008
El ejemplo de unas primarias
La realidad nacional se encuentra distante de la actualidad norteamericana, situándonos a la sombra de lo que se vive actualmente en Estados Unidos, donde carismáticos candidatos han sorprendido al mundo entero.
Max Colodro
Las primarias de EE.UU. están siendo una verdadera caja de sorpresas, y no sólo por los resultados que se imponen a medida que transcurren las votaciones, sino, también, por el grado de entusiasmo y de participación que han concitado en la población. En contraste con lo ocurrido en casi todas las elecciones recientes, el establishment político americano se encuentra hoy removido por una marea de debate y alineamiento ciudadano, que ha terminado por desmoronar liderazgos que parecían indiscutidos, haciendo surgir a su vez alternativas por las que, hasta hace muy poco, nadie habría dado un peso.
En el bando republicano, el ex alcalde Guliani tuvo que anticipar su renuncia apenas comenzada la contienda, cediendo su opción a un senador liberal en muchos aspectos distante del perfil conservador que define al elector tradicional de dicho partido. En paralelo, la disputa en el Partido Demócrata ha visto irrumpir a un joven senador afroamericano, que peligrosamente desplaza a la esposa de uno de los presidentes más populares de las últimas décadas. El fenómeno Obama se ha convertido en estas semanas en un factor no sólo desestabilizador de lo que muchos anticiparon como una rutina electoral con resultado conocido de antemano, sino que ha logrado encender una corriente de simpatía y de crítica al sistema político, cuyas consecuencias son hoy día difíciles de prever.
Sin duda hay en todo esto un ejemplo y una lección que los chilenos debiéramos mirar con interés. Nada es más sano para una democracia que la participación espontánea y entusiasta de la gente. Y en tiempos en que la política se ve cada vez más corroída por la desafección y el desprestigio, en que se ha terminado por constituir en un "botín de captura" de lógicas cada vez más cupulares, sólo su retorno al espacio de participación de una ciudadanía puede darle algo de la energía y de la savia necesaria para su rehabilitación. Cuando en Chile estamos ad portas de un largo ciclo electoral que concluirá a fines del próximo año en la elección de un nuevo gobierno, es legítimo preguntarse por la capacidad de nuestro sistema político y por el interés de las dirigencias partidarias en generar las condiciones para que la gente pueda sentir que su opinión y su participación construyen realidades políticas, teniendo la posibilidad también de modificar escenarios preestablecidos.
Es lamentable, pero . Hoy día hablar del fin de los parlamentarios designados es en rigor un enorme eufemismo, ya que todos los parlamentarios son "designados" por las cúpulas de los partidos. El sistema binominal lo que hace, después, es simplemente distribuir el caudal de votos entre dos grandes coaliciones, que se reparten a dedo los distritos y circunscripciones en total distancia y desprecio por la opinión de la gente.
Es cierto: en procesos de designación de candidaturas presidenciales al menos la Concertación muestra una trayectoria valiosa en materia de primarias y participación ciudadana. La Alianza tiene en este punto un déficit democrático absoluto pero en algo compensa aquello con la experiencia de haber llegado con dos candidatos a una primera vuelta, y habiendo sido capaz de aglutinar su caudal de votos para la segunda. Con todo, hoy parece imponerse una tendencia muy dañina para la necesaria cercanía que debe existir entre la gente y las decisiones políticas, que es la esclavitud de las encuestas. Nada puede fomentar más apatía y más distancia que la imagen virtual de una opinión pública cristalizada únicamente en sondeos de opinión. En el fondo, ésa es también una coartada usada por las elites partidarias para legitimar decisiones tomadas completamente al margen de la gente. Porque, si hay algo que demuestran las actuales primarias en EE.UU. es que la participación activa y entusiasta de la ciudadanía termina a la larga por romper la fría indiferencia de las encuestas, y que ellas pueden ser derrotadas por la vía de una dinámica modificación de escenarios que permanecen estáticos cuando la gente no se siente con la capacidad de ser parte de ellos.
Es en definitiva una de las lecciones que nos dejan estas primarias sorprendentes en más de un sentido. Y es de esperar que algo de estas experiencias pueda contagiarnos para que no tengamos otra vez que ir a ratificar en las urnas lo que otros ya han decidido por nosotros.
La realidad nacional se encuentra distante de la actualidad norteamericana, situándonos a la sombra de lo que se vive actualmente en Estados Unidos, donde carismáticos candidatos han sorprendido al mundo entero.
viernes, 29 de febrero de 2008
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