Domingo 3 de febrero de 2008
Nelly Yáñez y Pamela Aravena
"No acompañaré al caballero que se fue. Trataré de demorarme al máximo". Hace justo un año con 50 días, tras morir Augusto Pinochet, Volodia Teitelboim hacía este comentario. No avanzó más. Obvió la ironía con la que solía referirse al general, y también sus ácidas críticas, lo que fue visto como un gesto.
No se demoró mucho. El jueves 31, a los 91 años, los mismos que tenía Pinochet, el intelectual chillanejo, Premio Nacional de Literatura, amigo y biógrafo de Pablo Neruda y uno de los dirigentes más prominentes del PC, dejó de existir en el hospital clínico de la Universidad Católica por un cáncer linfático y una neumonia.
El año pasado le había comunicado a su familia y también al equipo médico que cuando llegara su hora no quería ningún método que le prolongara la vida. Ni siquiera un respirador artificial, deseo que fue concedido.
Su última actividad pública fue a principios de este mes para la Fiesta de los Abrazos, donde habló de América Latina y de Salvador Allende. Entonces, nada hacía presumir un vuelco en su estado. De hecho, sus cercanos sostienen que hasta el fin de semana antes de su internación, el martes 15 de enero, cumplía su rutina diaria sin problemas: conversaba y leía en su escritorio, acompañado de su fiel gata Miel.
La política, pasión tortuosa
Para este lector de El Peneca y de Julio Verne, hijo de padre ucraniano y madre moldava, la política resultó ser un amor apasionado, tortuoso y también precoz. A los 15 años, en Curicó, cuando el país sufría la recesión económica de los años 30, no pudo resistir y participó en su primer mitin. La incursión lo llevó al año siguiente a ingresar en las Juventudes Comunistas.
Uno de los momentos más duros lo vivió durante el Gobierno de Gabriel González Videla. Sancionado con la Ley de Defensa de la Democracia, más conocida como "Ley Maldita", fue relegado a Pisagua y borrado de los registros electorales. Esa fue la circunstancia que aprovechó para autobautizarse Volodia, como le decían a Lenin. Porque su nombre verdadero era Valentín, tal como lo registran las actas del Banco Central del año 1947, cuando era director, justamente en la Administración González Videla.
Fue diputado por Valparaíso entre 1961 y 1965. Y senador por Santiago hasta el 11 de septiembre, cupo que le cedió su amigo Pablo Neruda.
El Volodia más duro apareció en los 70. Crítico fue de Eduardo Frei Montalva y de la alianza de la DC con el Partido Nacional, durante el Gobierno de la Unidad Popular. "La DC jugó una carta equivocada y pagó su error a un alto precio. El freísmo, abjurando de las banderas izquierdistas de la campaña presidencial, decidió atraer por todos los medios al electorado derechista. El tiro le salió por la culata: no atrajo esa votación y perdió la votación del pueblo", comentó después de la elección de regidores de 1971.
Más enérgico se puso en los polarizados años siguientes ante el peligro de un golpe de Estado o una guerra civil.
Salvado por un pelo
El 11 de septiembre encontró a Volodia viajando de Roma a Moscú, rumbo a Santiago, por lo que se vio obligado a quedarse en el exilio. Ese episodio, unido al que vivió en 1975, le permitió -según dijo en diversas oportunidades- vivir tiempos extras.
"Me salvé por un pelo -sostuvo a El Mercurio- porque Michael Townley llegó atrasado a una reunión de solidaridad con Chile que teníamos ese año en México, en el hotel del Prado. Su misión, según confesó después, era la de matar a Altamirano y a mí. Pero como venía de Estados Unidos con Virgilio Paz, con un pasaporte falso, que estaba detectado por la policía norteamericana, tuvo que buscar otra identidad. Se demoraron... llegaron un día atrasados y los dos pájaros se les habían volado".
Durante 15 años en Moscú fue la voz de "Escucha Chile". Volvió clandestinamente en 1987 y lo hizo por un paso fronterizo del sur, con pelo y barba colorina, lentes, y bajo la identidad de Víctor Raúl Bordenave, un profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Montevideo.
El llamativo tono de pelo, que en el liceo de Curicó le acarreó más de un trauma, porque le decían "cabeza de incendio", ahora le sirvió para burlar al menos en tres oportunidades los sistemas de seguridad del Gobierno militar.
Corvalán, que vivía clandestino en Chile desde 1983, cuenta que hubo todo un operativo y que Volodia se hizo pasar como tío de un matrimonio chileno- uruguayo. El ingreso legal sólo se produjo en 1988. Y su aterrizaje en la política fue completo. En 1989 se hizo cargo de la secretaría general del PC, lugar desde donde respaldó la candidatura de Patricio Aylwin, permeando la resistencia que generaba en el partido, e inició la inscripción en los registros electorales.
También encaró la escisión de algunas figuras como Antonio Leal, Fanny Pollarolo, Luis Guastavino y Patricio Hales; llamó a deponer las armas (el 89 murió en un atentado su hijastro y miembro del FPMR, Roberto Nordenflycht) y desvirtuó los rumores que hablaban que el poder lo tenía Gladys Marín, del ala más dura. "El cargo lo ejerzo con plena autoridad", dijo, aunque sí había diferencias.
El 16 de agosto de 1994 dejó la secretaría general a Gladys Marín y se abocó a su gran pasión, la literatura. Blindado por ella, y a medida que pasaban los años, no esquivó referencias a la muerte, a quien -como enamoradizo que era- prefería llamar la "gran señora".
El Volodia más duro empezó a aparecer a principios de los 70. En el partido se recuerda que, previo a la elección de Allende, en el comité central de mayo, encontró floja la campaña y llamó a una movilización permanente. "Cada cual -dijo- debe estar en su puesto de combate".
Durante 15 años en Moscú fue la voz de "Escucha Chile". Hasta que en 1987 volvió clandestinamente. Lo hizo por un paso fronterizo del sur, con pelo y barba colorina, lentes, y bajo la identidad de Víctor Raúl Bordenave, un profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Montevideo.
Su lucha contra el régimen:
Palabras y armas desde el exilio
"Ese día en Roma (11 de septiembre de 1973), tengo que emprender viaje a Moscú porque tenía que estar en Chile el 12 de septiembre. Pero cuando llego a tomar el avión, me dicen que no se admiten pasajeros a Chile, porque se han cerrado los aeropuertos. Entonces, me llaman de la Radio Moscú para pedirme mi opinión, porque soy el único chileno que anda por ahí. Y digo lo que puedo en medio de ese tremendo desastre".
El desastre del que habla, lo obligará a permanecer en la capital soviética 15 años. Sin sospecharlo, su entrevista a Radio Moscú será el germen del más famoso programa radial clandestino.
"Escucha Chile" comienza a ser transmitido dos veces por semana a las 3:00 de la madrugada, hora soviética, para que en nuestro país se escuche a las 21:00 hrs. Desde la capital rusa, Teitelboim y su equipo denuncian la existencia de centros ilegales de detención y tortura, envían mensajes, hablan de desaparecidos.
Aparatos de radio con receptores de onda corta son enviados por familiares a los detenidos. Un mensaje críptico acompaña el regalo: se escucha la "mosca", que no era otra cosa que el programa radial. Pronto los militares se enteran de la existencia de las transmisiones. Pero no sólo eso les molesta. También el constante trabajo de Teitelboim por desprestigiar a la junta militar y pedir sanciones contra Chile. Mediante un decreto supremo, del 20 de septiembre de 1976, el gobierno militar le quita la nacionalidad, tras acusarlo de "promover una campaña destinada a provocar el aislamiento de Chile".
Volodia no se desmoraliza, simplemente se agudiza su estado de indignación permanente contra Pinochet. Afirma que ser chileno no se acaba por decreto. Públicamente, a través de la radio, lo llama "dictador" o "Augusta", y le otorga, para ridiculizarlo, los títulos honoríficos de "lord Dawson", "príncipe de los chuecos", "marqués de Pisagua", "caudillo de Villa Grimaldi", "barón del chancho en piedra". En la intimidad, especialmente en las reuniones de exiliados chilenos, se encarga de imitar con sorna la peculiar voz nasal del general. Las punzantes palabras en contra de la junta no eran las únicas armas de Volodia para enfrentar al régimen militar.
Paralelamente a sus actividades de locutor, Teitelboim se dedica a la política dura. En secreto, viaja a La Habana en junio de 1974 para reunirse con Gladys Marín, otros exiliados y Fidel Castro.
En el Palacio de la Revolución, Castro les hace un sorpresivo ofrecimiento: formar profesionalmente a jóvenes comunistas chilenos en escuelas de élite de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba. La idea es que los jóvenes sirvan para proteger al futuro gobierno democrático que se instale en Chile tras el régimen militar. En ningún caso, para tomar el poder por asalto. Le cree Teitelboim, sin presentir que ese caluroso día de junio se siembra la primera semilla del futuro FPMR. En 1979, mientras Volodia ejerce la secretaría general, el PC da el paso final hacia la rebelión popular, adoptando la "vía armada para derrotar a la dictadura".
Pero la implementación de la "rebelión popular" se ve retrasada por el gradualismo que algunos, como Volodia, desean imponer. "Puede surgir en algunos la falsa creencia de que el partido está llamando a la insurrección armada para momentos próximos. Tal es el caso de algunos timoratos. Lo que planteamos nosotros es realizar acciones distintas que deben pasar por diferentes etapas", afirma en 1981 en Moscú. Los jóvenes guerrilleros catalogan de tibio el discurso de Volodia.
En 1983, el FPMR debuta con atentados y apagones en Santiago. Los actos del Frente en Chile son informados y defendidos desde Moscú por "Escucha Chile".
En 1986, y tras el descubrimiento del arsenal en Carrizal Bajo, Volodia da un giro definitivo: "El rodriguismo no puede reemplazar nuestra línea política". El fallido atentado contra Pinochet termina por descomponer sus relaciones con la vía armada.
El frentista Mauricio Hernández Norambuena diría años después que su apreciación "en los tiempos de la ruptura, fue de mucha decepción, por la renuncia que hicieron de una política que ellos mismos (Corvalán y Teitelboim) impulsaron".
En palabras de Volodia:
Los seguidores de Marx
JOSÉ STALIN, DOS VISIONES:
1953: "Hace apenas un día y algunas horas que murió el amado conductor de los trabajadores del mundo, el más grande, profundo y noble amigo de la humanidad. Ha muerto el padre y el jefe de toda la humanidad progresista. Ha muerto, como Mayakovsky decía de Lenin, el más humano de todos los hombres... Dio abundancia y existencia dichosa a su pueblo".
(El Siglo, marzo de 1953)
2001:
"Stalin era un asiático y venía de un mundo que durante tres mil años consideró a la política como una autocracia para la cual toda diferencia debía ser sancionada con la muerte. En esa dirección se cometieron en la URSS crímenes horrendos, situaciones atroces (...). Stalin introdujo una visión del marxismo antimarxista, con formas de autocracia y de absolutismo de Estado".
(Punto Final, 2001)
MAO TSE TUNG
"Hasta un hombre tan extraordinario como fue Mao en China se convirtió en un extremista que dispersó las posibilidades de la revolución sobre la base del abstraccionismo. Lo mismo hizo Pol Pot en Camboya. Si no se respeta al ser humano, si se cree que la política debe imponerse a la fuerza y si esa fuerza se dirige a suprimir a supuestos enemigos que son millones de personas del propio pueblo, estamos ante deformaciones monstruosas. Tales prácticas deben ser eliminadas de cualquier concepto revolucionario".
(Punto Final, 2001
sábado, 9 de febrero de 2008
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