lunes, 7 de julio de 2008

Paso a paso, cómo se planificó el mayor golpe propinado a las FARC





Domingo 6 de julio de 2008

Paso a paso, cómo se planificó el mayor golpe propinado a las FARC:
Los detalles inéditos de la operación que liberó a Ingrid Betancourt
El relato exclusivo a "El Mercurio" del máximo responsable militar de la "Operación Jaque", general Freddy Padilla, y las declaraciones de la ex candidata presidencial tras su liberación reconstruyen el operativo que hasta el miércoles sólo conocían él, el Presidente Álvaro Uribe, el ministro de Defensa y el jefe del Ejército. Ésta es la historia.


Mauricio Carvallo
Desde Bogotá

A las cuatro de la mañana del miércoles 2, Ingrid Betancourt se levantó contando los días de su secuestro, que se extendía por seis años, y pensó que aún le quedaban otros cuatro antes de ser liberada. La mayoría de sus compañeros que compartían la misma situación había cumplido una década en las peores condiciones imaginables.

A esa misma hora, el comandante de las Fuerzas Militares de Colombia, general Freddy Padilla de León, encargado de su rescate y de otros 14 rehenes, empezaba a desarrollar en un puesto de control secreto en Bogotá un gran operativo.

Ingrid rezó el rosario. Como siempre, esperó las más tempranas noticias radiales "para pensar en otra cosa, tratando de olvidar la pesadilla y encomendarme a Dios, pero pensaba que tampoco esta vez es para mí... En momentos puntuales, la tentación del suicidio era grande. A las cinco me sacaron las cadenas con las cuales dormía y me llevaron las botas, hice la cola para ir a unos baños espantosos detrás de los matorrales, traté después de encontrar qué hacer durante largas horas. Nadie tenía ya nada que decirnos... y de pronto la libertad nos cayó encima".

Reserva absoluta en Bogotá

Ese día, la bautizada "Operación Jaque" fue tan precisa, que, sin disparar un solo tiro, no sólo les cayó la libertad, sino que también fueron apresados dos jefes guerrilleros totalmente engañados, coronando uno de los más brillantes actos de la inteligencia militar colombiana.

Padilla trabaja en una amplia oficina enchapada en madera, donde cuatro grandes banderas ubicadas en el centro acreditan su jefatura superior en el comando general de las Fuerzas Militares de Colombia.

Especialista en inteligencia militar, graduado en inteligencia estratégica en Washington y con grandes recuerdos de Chile luego de su paso por la Academia de Guerra en 1999, el alto uniformado detalla que "parte del éxito se basaba en el secreto absoluto. Por eso el conocimiento se reducía a las pocas personas".

Se activa el plan

A principios de año, el plan, basado en el precario contacto que mantienen la bases de las FARC con su dirección, partió de una idea de coroneles y mayores de inteligencia. Cuando estos militares creyeron que podría haber posibilidades de éxito, contactaron al comandante en jefe del Ejército, general Mario Montoya. Éste, a su vez, fue con ellos donde su superior, el general Padilla. Como se había abierto una ventana de oportunidad, a partir de ese momento se le dio un direccionamiento hacia el más alto nivel estratégico y cuando maduró se lo llevó al escalón político, el ministro de Defensa Juan Manuel Santos.

Corría marzo cuando Santos y Padilla llevaron al Presidente Álvaro Uribe el diseño total, "el plan real" de la operación. Le plantearon los riesgos y las vías para disminuirlos. "Como todo plan de guerra existía la posibilidad del fracaso, que se paga con vidas, le dije, y el Presidente respondió: '¡Ya, asumo la responsabilidad política!'".

Cuatro personas estaban en el secreto: Uribe, Santos y los generales Padilla y Montoya. El plan se basaba en otro hecho que había comenzado el año anterior, cuando se logró infiltrar al más alto nivel a las FARC. Las contradicciones internas, los errores de mando y control, y sus pugnas ayudaron, según Padilla, que no pocos guerrilleros apoyaran el proyecto: "No por recompensa de dinero, sino porque también quieren obtener la libertad".

Se descubre a los secuestrados

Se infiltraron dos instancias: el secretariado del "Mono Jojoi", el terrorista más temido de Colombia, jefe del bloque oriental de las FARC, y la cúpula de Alfonso Cano, que recibió el mando de la estructura superior de la organización guerrillera tras la muerte de "Tirofijo". También hubo infiltrados en la primera cuadrilla, la encargada de la custodia directa de los 15 secuestrados.

Entonces el Ejército descubrió el área general donde se encontraban. "A principios de febrero pudimos observar a los tres estadounidenses y dos colombianos durante los días en que salieron a la playa. Dos semanas después vimos que uno de los ex congresistas (secuestrados) se movió desde allí hacia el norte para cumplir la cita que finalizó felizmente con su libertad. En el primer caso no se actuó porque no estaban los elementos suficientes para que la operación fuera exitosa. En el segundo, porque las FF.AA. honran la palabra del gobierno y facilitamos la mejor culminación del proyecto liberador", afirma Padilla.

"Yo nunca supe dónde estaba -recordó por su parte Ingrid-. Salvo en un momento preciso en que logramos que nos facilitaran un GPS y supimos que estábamos en el rincón sur-este. Yo no sé si llegamos a otro país. Puede haber sucedido. Consumimos en algunos momentos productos de Brasil y Venezuela".

Las FARC muerden el anzuelo

Una crucial información que entregaron los infiltrados desencadenó la fase más importante del operativo del miércoles: una organización humanitaria de izquierda, que anteriormente había colaborado con las FARC, ofrecía ayudar a los guerrilleros a sacarlos del lugar donde estaban y acercarlos a un área de influencia de Alfonso Cano. También los convencieron de la conveniencia de dejar a los secuestrados en manos de este último para aumentar su poder negociador frente al gobierno.

Lo que no sabían los jefes de las FARC era que detrás de todo se encontraba el Ejército, que había copiado el modus operandi de dicha organización humanitaria.

Los mismos guerrilleros habían informado, una semana antes, el sitio donde se debía recoger a los secuestrados. Sobre esa base se tomaron fotografías satelitales y se realizaron ensayos. A través del Plan Colombia, el gobierno de EE.UU. había provisto al Ejército colombiano de tecnología de punta.

La parte final de la operación se desarrolló en una semana y media. Los dos helicópteros que se emplearían fueron pintados de un color caprichoso para que no aparentaran ser militares. "Pero como no había seguridad total de que todo resultara, existía el alto riesgo de que se dieran cuenta, destruyeran los helicópteros, y aumentara en 12 hombres el número de secuestrados", reconoce el general.

Ingrid, por su parte, declaró que "para nosotros la mejor opción era la negociación y no el rescate. Pero como ésta no se daba y pasaban los años, no nos cabía más que esperar. Por eso teníamos la ilusión de un rescate, entendiendo las dificultades que eso suponía para nuestras vidas y familias. Como proyectábamos que en cualquier momento se podría dar, debíamos estar bien para correr".

El "plan B" del Ejército

"Se contempló que si éramos descubiertos, vendría la etapa bautizada como 'ayuda humanitaria': a prudente distancia esperaban listos sobre varios helicópteros tropas de élite con importantes recursos bélicos. Si recibíamos señales electrónicas satelitales de 'pánico' habrían aterrizado en un lugar seleccionado para impedir la fuga de las FARC. Habíamos escogido los puntos para que no hubiese disparos al no existir un contacto que les generara presión de peligro y garantizar de esta manera un tránsito de negociación para un rescate. Como ya no habría sorpresa, pensábamos que cederían al saber que tenían problemas... Gracias a Dios, no hubo necesidad de esto", cuenta el jefe del operativo.

En el lugar había tres grupos de guerrilleros. Uno protegía directamente al jefe llamado "César". Otro, liderado por su lugarteniente "Gafas", vigilaba especialmente a los secuestrados.

"Los tres grupos hacían más difícil el rescate. Había que moverlos del área donde eran más fuertes desde el punto de vista del control, y donde se hubiese necesitado muchos más recursos. Pero había que moverlos hacia donde ellos consideraran que les era más fácil, para que no sospecharan nada. Y tanto es así que el área que escogieron ellos era intermedia de donde se había liberado antes a Clara Rojas y posteriormente a cuatro parlamentarios".

Los helicópteros aterrizan

El primer helicóptero llegó al punto de la cita exactamente a la una y tres minutos de la tarde. De éste bajó un grupo premunido con cámaras de filmación, "médicos", "enfermeras", personas de apariencia internacional, más dos que simulaban ser de las FARC (y en condiciones de resistir cualquier tipo de preguntas). Algunos vestían camisetas del "Che" Guevara. Llevaban un libreto exhaustivamente aprendido, sobre la base del modus operandi de la organización.

Los jefes de la FARC fueron tan engañados, que dos de sus jefes se embarcaron sin problemas en los dos helicópteros con los rehenes y 12 efectivos castrenses vestidos de civil. De hecho, uno de los que mostró mayor prisa para abordar uno de los helicópteros fue el terrorista "Gafas".

Unos 62 terroristas vieron desde abajo cómo los aparatos se perdían en el aire, satisfechos porque pensaban que este esfuerzo por razones humanitarias culminaría en un encuentro con su actual líder, Alfonso Cano.

A bordo, "César", "Gafas" y los secuestrados estaban sentados en la misma máquina. El operativo había planificado incluso dónde se sentaría cada cual, aspecto necesario para aplicar la fase de neutralización. Esta consistió en un rápido movimiento para quitarles sus pistolas y esposarlos. No hubo un rasguño. Tampoco fue necesario disparar un solo cartucho.

En su puesto de comando, Padilla se daba cuenta de que la operación iba bien encaminada a través de códigos de palabras que normalmente usan los pilotos: "No voy a apagar el motor" significaba que ya habían aterrizado; "vamos a soltar los frenos" (que los helicópteros se estaban levantando) y "viva Colombia" (cuando ya estuviesen neutralizados los jefes guerrilleros).

Se habían calculado 10 minutos para recogerlos, pero se tardaron 22, lo cual estuvo a punto de activar la fase siguiente.

"¡Están libres!"

Abajo, en la selva, quedaron los 62 guerrilleros: "Es importante que el mundo conozca que teniéndolos perfectamente ubicados mediante los elementos electrónicos satelitales, los dejamos libres. Aun más, ordenamos suspender operaciones contra ellos durante 24 horas. Esto significa que Colombia privilegia la vida a la muerte. Las FF.AA. y su gobierno no les interesa matar guerrilleros o terroristas, sino darles la posibilidad de poder reinsertarse", declara un convencido general Padilla.

Cuando se dominó la situación, un oficial gritó a los hasta entonces rehenes la frase ensayada: "¡Éste es el Ejército de Colombia, están libres!". El código "Viva Colombia" que recibió Padilla significaba el éxito, y a partir de allí los pilotos comenzaron a transmitir abiertamente y el mundo se enteró de la noticia.

Padilla recuerda que "hubo tanto desorden y algarabía, que los pilotos de los helicópteros temieron un accidente". Ingrid lo reafirmó señalando que "el helicóptero casi se cae porque saltamos, gritamos, lloramos, nos abrazamos, no lo podíamos creer. Dios nos hizo este milagro... pero fue una operación perfecta".

Cuando la rescatada visitó al general que comandó su rescate para agradecerle "nos miramos a los ojos, le di la mano, la saludé militarmente y ella también me saludó igual. Se veía muy fuerte, aun más fuerte que los nuestros que fueron liberados", comenta el oficial.

El viernes, el mismo día en que Ingrid partió a recibir homenajes en su segundo país, Francia, como premio se le dio el día libre al Ejército. Pero todos saben que éste fue sólo un respiro.

Efectos del golpe a las FARC:
Las consecuencias de la "Operación Jaque" según Betancourt y Padilla

Ingrid Betancourt:

"Lo que acaba de pasar es un golpe dramático a la estructura de las FARC. Denota infiltración, falta de comunicación y de coordinación con sus jefes. Como está tocada y la opción de la guerra está acabada, debe buscar espacios de diálogo. Lo que más me interesaría es lograr que nuestra liberación permita generar una reflexión en el secretariado de las FARC para que llegue a la pronta liberación unilateral de los demás secuestrados. Todos debemos ayudar en esto, pero es importante que ellos mismos tomen conciencia a nivel militar que llegó la hora de que rectifiquen. Que Dios los bendiga y que esta experiencia les permita cambiar sus corazones. En la derrota están las grandes oportunidades de cambiar de rumbo. Que éste sea el primer paso para la rápida búsqueda de una paz negociada, pero sin impunidad, sin negociaciones favorables a los jefes. Pienso en la rendición unilateral porque las FARC ya no tienen nada que perder. La única razón que tienen de estar allá es un capricho de las FARC".

General Freddy Padilla:

"Ya no tienen el botín, Ingrid Betancourt. Es un golpe muy profundo. Esperamos que entiendan que hoy nosotros gobernamos el tiempo. Pero, además, el gobierno controla el "dónde". Las FARC cada vez están más débiles. Estamos en el fin del fin. Pero es la etapa más difícil en esta confrontación. Hemos tomado todos los cuidados para evitar represalias. Es difícil evitar los actos terroristas, pero de la mayoría de ellos hemos recibido la información con suficiente adelanto para prevenirlos. Le pedimos a la base que se desmovilice. A Cano le mando el mensaje de que aproveche la pública oportunidad que le ofrece el gobierno, que sigue con las puertas abiertas para que se acojan a un plan de conversaciones de paz. Me voy en dos años más, pero en ese tiempo no se acabarán las FARC, porque son tercos y recalcitrantes".

Ingrid:

"Hubo una sucesión de hechos que llevaron a este resultado imprevisible, como el distanciamiento de las FARC con el Presidente Chávez; la altura de las compensaciones a los guerrilleros que desertan; el que estén muertos Raúl Reyes, Manuel Marulanda e Iván Ríos, así como comunicaciones que se interceptaron. Pero creo que sobre todo ayudó la Virgen de Guadalupe".

Padilla:

"Son 'operaciones acumuladas': la muerte, en un solo mes, de los tres últimos jefes guerrilleros sorprendió a las FARC sin preparación. El hecho de que tenga sólo dos reemplazos de secretariado, significa que no tienen siquiera la banca necesaria. Hay desorden, no tienen mando de control, hay una enorme desconfianza entre ellos, la manera como se eligió al comandante Cano fue poco tradicional, sabemos que hay fricciones... Todas estas cosas se aprovecharon. En el computador de Raúl Reyes se encontró el apoyo soterrado de algunos gobiernos. Uno de los aspectos por los cuales las FARC están débiles y no pueden triunfar es porque no tienen el apoyo del pueblo colombiano".

Ingrid:

"Tomé la decisión de que desde el momento de que fuera liberada no querría salir con el peso del rencor o de la sed de venganza, sentimientos que son como una cadena que uno se pone al cuello, como las que ellos nos ponían a nosotros. Por lo tanto, me siento tranquila frente a tantas personas que conocí. No les guardo ningún tipo de rencor (...) Al fin, los derechos humanos tienen sentido para la vida diaria, cotidiana, para que podamos sentirnos tocados por el dolor de alguien que no conocemos".

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