Domingo 2 de diciembre de 2007
Raquel Correa
Claro que está preocupado. Pero no pierde su buen humor.
-Hoy está de cumpleaños. ¿Qué regalo le gustaría?
-Que se arregle el Transantiago -contesta el ex senador socialista a cargo de la Secretaría General de la Presidencia-. Y creo que se logrará.
-¿Le preocupa ver desgranarse el choclo de la Concertación?
-Prefiero mirar el choclo entero. Se han caído algunos granos, pero todavía está suficientemente consistente y sabroso.
-"Granos" bien importantes. Flores, Schaulsohn; Zaldívar está a punto. El senador Navarro y diputados DC votan contra proyectos del gobierno...
-Me gustaría que la gente viniera, en vez de irse. Pero el proyecto histórico original que ha gobernado este país tiene vigencia.
-Antes de ser ministro reconocía falencias.
-Reconocía que había una pérdida de conciencia de lo que estaba en juego. Pero el proyecto de la Concertación me entusiasma. Muchos índices son alentadores. Entre los 50 países de más alto desarrollo económico, Chile es el que ha crecido más en desarrollo humano en los últimos 15 años, después de Irlanda, Corea y Estonia. Hemos duplicado nuestra economía.
-¿No admite que la Concertación vive el período más crítico?
-No sé si el más crítico. Pero no había pasado, hasta ahora, que dos partidos de la Concertación -el PPD y la DC- hubieran entrado en una disputa interna tan fuerte que produjera la marginación de algunos de sus destacados dirigentes. Pero, como dijo la Presidenta, parodiando las palabras del Juan Pablo II, "la Concertación es más fuerte".
-Usted está a cargo de la relación con el Parlamento y ahí es donde se han producido los peores conflictos.
-Es una de mis grandes tareas y preocupaciones. Debe haber una regla de oro: coherencia entre lo que plantea el gobierno, lo que dicen los partidos que sustentan al gobierno, los que lideran las bancadas parlamentarias y los votos de diputados y senadores. Si ese hilo se rompe, sufre el proyecto histórico que encarna la Concertación.
-¿Y se rompió?
-Está deshilachado -se ríe-. Hay que llamar a la responsabilidad. Que parlamentarios de gobierno voten con la oposición en la discusión de la Ley de Presupuestos, y en una partida específica de un tema socialmente tan candente, no es una cosa cualquiera.
-Este gobierno asumió con mayoría parlamentaria. Y la perdió. ¿Cómo lo superarán?
-En lo que se refiere a las principales reformas en marcha, muchas han sido fruto de acuerdos legislativos o van a ser materialización de acuerdos políticos a los que convocó la Presidenta. Me refiero a la reforma previsional, pero ahora viene una discusión en particular bien ardua. La cantidad de leyes que tienen que ver con seguridad pública, educación, probidad, de alguna manera están protegidas por un acuerdo político que las sustenta.
-¿No más costalazos de aquí a fin de año?
-En cosas gruesas, no. Los mayores problemas en el Parlamento tendrán que ver con materias que no son legislativas: las comisiones investigadoras de la Cámara, sobre todo la del Transantiago y EFE; la censura a la mesa de la Cámara y el nombramiento del Consejero del Banco Central.
-¿Qué avizora en el caso del TS?
-Probablemente habrá dos conclusiones del mismo informe y ahí puede haber diferencias muy notorias.
-¿Su esperanza es que la oposición les brinde el "salvataje"?
-No se trata de salvatajes. Es como si cuando llegamos a acuerdo, yo dijera que le prestamos ropa a la oposición. Necesitamos llegar a acuerdos de ideas, de cambios que permitan llevar adelante las reformas que impulsa el gobierno. Si no es por la revolución de los pingüinos, no habría sido posible derogar la Loce. Lo que salga de la comisión de Hacienda y Trabajo no habría pasado si monseñor Goic no se hubiera referido, en forma tan incisiva, al salario ético. Golpeó fuerte en las conciencias.
-Usted, que fue subsecretario de Justicia de Allende, que estuvo 10 años exiliado, llega a acuerdos con la oposición. ¿Se siente cómodo "durmiendo con el enemigo"?
-Cuando uno tiene convicciones fuertes, puede llegar a acuerdos. Un proceso democrático es, por esencia, reformista y eso se logra con ideas fuertes, capacidad de convencer y, también, de recoger ideas de los adversarios.
-Desde hace rato usted estaba por un entendimiento con la oposición, al contrario -según los analistas- del ministro del Interior...
-Nunca sentí diferencia de estrategia. Tenemos que contar, primero, con las fuerzas propias y luego llegar a acuerdos con la oposición. Lo desconcertante es cuando los partidarios se suman a la oposición. Por eso es tan absurdo cuando los llamados díscolos dicen "si el gobierno llega a acuerdo con la oposición, por qué nosotros no vamos a llegar a acuerdos con la derecha". El gobierno llega a acuerdos con la oposición para conducir una determinada reforma; es distinto cuando unos se salen de la fila y se pasan al enemigo.
-Algunos lo ven posicionándose por sobre el Jefe del Gabinete.
-No. A mí me importa cumplir mi función. No vine para crear problemas, sino para tratar de solucionarlos; ayudar a la Presidenta, formar equipo. Y tengo gran estima por Belisario.
-Otros, en cambio, apuestan a que caerán los dos.
-Cuando se han logrado acuerdos tan importantes, sobre todo el de Educación; y el acuerdo de Seguridad Pública encabezado por el ministro del Interior, este gabinete...
-¿No merece caer?
-...si cae, se puede ir tranquilo. Ha cumplido su tarea.De centro-izquierda
-¿Cómo es cogobernar con la derecha?
-No estamos cogobernando con la derecha. Este es un gobierno progresista; tiene el programa de reformas más avanzado de los de la Concertación; con una orientación clara de centro-izquierda. Con la oposición tenemos un diálogo leal. Hemos llegado a algunos acuerdos y eso es muy positivo, pero son alternativas completamente distintas.
-¿A qué atribuye que la Alianza pasara de la tesis del "desalojo" a la del "salvataje"?
-La derecha tiene una línea zigzagueante. En algunas cosas se pone veleidosa y busca el desalojo, que es pretender ganar las elecciones casi a cualquier precio. Es una tesis bastante irresponsable. La otra tesis es llegar a acuerdos no sólo porque le puede ir bien al país, sino porque eso nos va legitimando.
-Este entendimiento con la derecha, ¿no perjudica la imagen del gobierno?
-La favorece enormemente.
-¿No será que favorece a la oposición porque muestra mayor capacidad de gobernabilidad que la Concertación?
-Favorece al país. Cuando la Presidenta Bachelet lanzó la idea del pacto social, fue atacada ferozmente por la oposición. A poco andar, vinieron a La Moneda a firmar el contenido del Pacto Social. Un gobierno se prestigia cuando logra que sus reformas salgan adelante.
-¿Y en qué quedó el bacheletismo-aliancista?
-Lavín demostró una voluntad de colaboración muy parecida a la de Pablo Longueira. Pero no son seguidos por toda la UDI. Ya no son "los buenos muchachos". Hay discrepancias profundas de estrategia entre ellos.
-Cuando Lavín empezó a posicionarse en las encuestas, el gobierno lo dejó caer...
-Más bien lo dejó caer la derecha. El gobierno tiene que entenderse con la institucionalidad de los partidos, representados por sus presidentes.
-¿Qué gana la oposición apoyando iniciativas del gobierno?
-Espero que prime la consideración sobre el bien del país. Algunos líderes de oposición creen que la alternancia se consigue ganando votos del centro y que este acercamiento les permite ganar votos que jamás irían a la derecha.
-¿Hasta qué punto están dispuestos a ceder para ganar apoyo UDI-RN?
-En los principios y propósitos, nada. Los caminos son los que se discuten en política. La derecha partió negando el cambio en la educación, defendiendo la Loce y terminó votándola a favor. Lo mismo pasó con las reformas constitucionales. Por años defendieron a los senadores designados, la autonomía de las FF.AA., la inamovilidad de los comandantes en jefe y terminaron derogándola.
-¿Por qué no han incluido a Piñera en los acuerdos?
-Pasa que él no es el líder natural de la derecha. No tiene mucha influencia en el voto de sus parlamentarios.
-¿Y quién es el líder natural de la Alianza?
-No existe. Están buscándolo por todas partes. Buscan el Sarkozy chileno, pero no lo encuentran.
PROYECTO DE LA CONCERTACIÓN:
"Está deshilachado... Que parlamentarios de gobierno voten con la oposición en un tema socialmente tan candente como el financiamiento del Transantiago, no es una cosa cualquiera".
POSIBLE CAMBIO DE GABINETE:
"Este gabinete... si cae, se puede ir tranquilo. Ha cumplido su tarea".
BACHELETISMO-ALIANCISTA:
"Lavín demostró una voluntad de colaboración muy parecida a la de Pablo Longueira. Pero no son seguidos por toda la UDI. Ya no son 'los buenos muchachos'. Hay discrepancias profundas de estrategia entre ellos".
PIÑERA:
"Él no es el líder natural de la derecha. No tiene mucha influencia en el voto de sus parlamentarios".
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